Amantes de cada Signo (I)

La Amante de ARIES:
Su mayor virtud como amante es la frontalidad. Quien se meta con ella bajo las sábanas sabrá a qué atenerse porque esta mujer no oculta sus verdaderas intenciones.
El sexo es una fuente de placer esencial para la ariana, quien necesita un amante que le haga el amor cuándo y cómo ella quiera. Jamás buscará en una pareja a un padre que la proteja o a un hijo a quien cuidar!
Alcanzar su propio placer es su objetivo fundamental. Vehemente y voraz, su pasión sin límites le permite estimular al máximo a su compañero. Siempre actúa de manera espontánea, obedeciendo al primer impulso, aunque luego tenga que arrepentirse.

El Amante de Aries:
El ariano se lanza a las relaciones sin demasiados protocolos formales y sin preámbulos tiernos. Por eso, si da con un corazón supersensible, es muy probable que lo hiera y que antes de llegar al dormitorio su amante se esfume de su lado como por arte de magia. Los encuentros sexuales son tan ardientes y agresivos que la cama parece un campo de batalla. Exige de su compañera que responda a sus deseos sin vacilaciones y no está demasiado atento a las actitudes que le proporcionan placer a su pareja.
En el fondo, y aunque aparente lo contrario, su espíritu romántico alienta a la esperanza de encontrar a la pareja capaz de flechar su corazón y enamorarlo, pero mientras ésta no llega a su vida, el sexo continúa ocupando en ella el lugar protagónico.

La Amante de Tauro:
La mujer de Tauro se siente mejor sexualmente con un amante conocido, porque de esta manera reduce el riesgo de encontrarse con alguna sorpresa, cosa que le disgusta muchísimo. Esta mujer detesta la variedad porque implica tener que adaptarse permanentemente a las necesidades ajenas. Un amante debe proporcionarle seguridad.
Aunque es formal y contenida, ese aspecto lo deja de lado en la cama. Allí es imaginativa y activa y exige la misma actividad de su compañero. Como siente la permanente necesidad de expresar físicamente sus sentimientos, sus amantes no se sienten desatendidos ni desairados. No le gusta que la apresuren ni que la tomen por un mero objeto. No está dispuesta a soportar rechazos y si un amante no responde afirmativamente a sus requerimientos, es capaz de tramar una venganza.

El Amante de Tauro:
Es un amante ideal para las indecisas porque con su seguridad y con su empuje bastan para dar comienzo a una relación. Es desprejuiciado, espontáneo y sensual. Sus juegos preliminares son extensos, aunque no es muy imaginativo y sólo pone en práctica aquello que sabe de antemano que le proporcionará placer. El sexo es para él una forma de desahogo y, como su deseo es intenso, precisa que ese desahogo tenga regularidad, por lo que las relaciones duraderas son ideales para él. Su resistencia es toda una prueba, es capaz de asombrosos maratones sexuales, y siempre complace todas sus demandas de quien comparte el lecho con él.
Una amante para la que el sexo sea tan importante como para él puede satisfacerlo durante toda la vida.

La Amante de Géminis:
Tiene capacidad para ser una gran amante, pero para lograrlo deberá concentrarse en lo que está haciendo y no permitir que su mente febril elabore fantasías que resulten inaccesibles a sus amantes. Muchas veces su compañero sentirá que el contacto físico que establece con él no es demasiado profundo ni comprometido, y es que la ligereza con que se maneja en todas las áreas de su vida, también está presente en el sexo. No es voluptuosa y tampoco da el primer paso. Sin embargo, acepta gustosa toda iniciativa y sugerencia. Franca y abierta, las adecuadas palabras susurradas al oído la hacen erotizar tanto o más que las caricias. A veces su particular forma de llegar a la excitación puede desorientar a su amante. Para no dar lugar a malentendidos, deberá reprimir la tentación de hacer bromas intelectuales en el momento culminante o de utilizar la disputa como preámbulo amoroso.

El Amante de Géminis:
Es un amante hábil, pero el amor continúa siendo para este signo un asunto más intelectual que físico. Su poderosa fantasía sexual puede llegar a aventajar a su experiencia práctica. Es muy probable que ante un encuentro amoroso inminente imagine la situación de mil formas diferentes y se convierta en el protagonista de las fantasías más atrevidas. En lo concreto, en cambio, es posible que la realidad resulte inferior a la ficción que soñó.
Gran mujeriego, se inclina por las que son mayores a su edad, sobre todo le atraen las que son enigmáticas. Cuando conoce a alguna dama que le gusta siempre trata de tener sexo de inmediato, pues para él esta es una manera de entablar lazos afectivos. No es sofisticado para hacer el amor, pero su forma particular de entender el erotismo puede acarrearle fama de extraño, y hasta de perverso.

Continuará...

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