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El 31/01/17 fue, hasta el momento, el peor día de mi vida. El más triste y el más largo. No recuerdo haber llorado tanto nunca antes en mi vida. El dolor que sentí no se lo deseo a nadie. La desilusión otra vez, voz desgarrada, llanto desconsolado y el corazón hecho trizas, añicos, con el puñal todavía clavado. Sentía que me desmoronaba, que me caía en pedazos. En mi vida sentí tanto dolor emocional como el 31/01/17. Y esta soy yo el 01/02/17: Cuando sentís que estás en medio de una tormenta, cuando sentís que finalmente tocaste fondo, no te queda otra opción que hacer todo lo posible para salir a la superficie, salir de la tormenta. Hoy ya no tengo los ojos hinchados ni la nariz colorada e irritada de tanto llorar. Por ahí, muy de vez en cuando se me quiebra la voz, es inevitable. Y no me pienso quedar tirada llorando por alguien que no vale la pena y que definitivamente no me valora ni me merece. Hoy es MI tiempo, MI momento. Llegó la hora de ocuparme pura y exclusivamente d